Aunque nadie en la ciudad la conocía, Cristina tenía un motivo para seleccionar el escenario de su suicidio. La muerte de la muchacha supone un cambio definitivo en los planes de Rosalía Leal, la directora del hotel y el último miembro de la saga familiar: inesperadamente, su destino de soledad, que parecía irremediable, se mostrará con un nuevo rostro, un nueva realidad cargada de esperanza.