La contienda entre las Facultades de Filosofía y Teología tiene su génesis en el enfrentamiento de Kant con la censura prusiana. Acicateado por los problemas que le planteó algún ministro del sucesor de su admirado Federico el Grande, el filósofo de Königsberg decide reivindicar el papel de la filosofía como depositaria de los auténticos intereses de la razón, del puro afán de saber, situándola en el ala izquierda del parlamento universitario. Su misión es velar por la búsqueda de la verdad y por ello debe verse a salvo de cualquier injerencia por parte del poder político. Es al calor de semejante reivindicación como se acrisolan los planteamientos kantianos en torno a su concepción de la teología y la filosofía de la religión. Por otra parte, cabe destacar el hecho de que la estructura del texto, tal y como es presentado en esta edición, se muestra totalmente respetuosa con el esquema proyectado por su autor.