La mayor tragedia de Mildred Pierce no es el haber nacido en el seno de una familia de clase media sin excesivos recursos. Ni siquiera el haberse casado con el hombre equivocado, de quien necesariamente debe separarse si no quiere hundirse en la miseria con él. Incluso el tener que salir adelante sola con un trabajo precario podría ser algo relativamente fácil de llevar. El mayor peso que Mildred Pierce debe cargar sobre sus espaldas es su hija Veda, ambiciosa e ingrata, dispuesta a aprovechar el esfuerzo ajeno en beneficio propio. Pero su ya de por sí complicada relación se irá tornando cada vez más nociva y asfixiante, a medida que Mildred prospere en la vida y comience a ganar un dinero que Veda no dejará de menospreciar y dilapidar.