• POLLO A LA MANTEQUILLA EN LUFHIANA

    VIAJE POR LA INDIA PROVINCIANA

    MISHRA, PANKAJ BARATARIA EDICIONES Ref. 9788495764119 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Unas niñas bien que maltratan despiadadas al pariente pobre, un banquete de bodas a los acordes de una banda años setenta en el que los invitados hablan con descaro del montante de la dote y exhiben sin pudor toneladas de joyas; los turistas alemanes «meditando» en las escaleras de Benarés; hoteles ...
    Dimensions: 200 x 160 x 200 cm Peso: 450 gr
    No disponible
    12,50 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-95764-11-9
    • Encuadernació : Rústica
    • Data d'edició : 01/12/2002
    • Any d'edició : 2002
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : MISHRA, PANKAJ
    • Traductors : BRAVO, JOSÉ ANTONIO
    • Ilustradores : MURO CASTILLO, MATILDE
    • Número de pàgines : 336
    • Col·lecció : BÁRBAROS
    • NumeroColeccion : 8
    Unas niñas bien que maltratan despiadadas al pariente pobre, un banquete de bodas a los acordes de una banda años setenta en el que los invitados hablan con descaro del montante de la dote y exhiben sin pudor toneladas de joyas; los turistas alemanes «meditando» en las escaleras de Benarés; hoteles que prohíben el acceso a los indios; las angustias de los opositores, eternos aspirantes a puestos de administración del Estado; jainitas que proclaman sin pudor su intención de acabar con todos los musulmanes. Mishra ironiza sin piedad a costa de los que considera culpables del constante deterioro de la sociedad india, pero también nos describe con melancólica ternura su fugaz encuentro en Kerala con un visitador médico y su conversación sobre Thomas Mann en un café al abrigo de la lluvia, o la idílica imagen de los nómadas gaddis siguiendo su invariable rutina de trasladar sus rebaños de los valles a las montañas. «Los dos mundos parecían cada vez más incompatibles: atrás, la ciudad, con sus casas a medio terminar y sus antenas parabólicas, sus políticos y empresarios arribistas; allí, en las lindes como si dijéramos, aquellos pastores que seguían practicando su milenario estilo de subsistencia y personificaban una forma de vida satisfecha, ya casi olvidada de tan antigua. Y por mucho que uno deseara que ésta lograse sobrevivir, se sabía que el encanto no tardaría en romperse, y que la fuerza bruta del cambio no dejaría de pasar por encima de aquellos últimos reductos de un mundo más sencillo y... ¿tendremos el valor de decirlo?... más feliz.»