Seres reales, seres imaginarios es el primer libro colectivo de la Generación Irreverente, un grupo de escritores que responde a los postulados estéticos y conceptuales enunciados en el Manifiesto Irreverente en 1996.
En Seres reales, seres imaginarios, se rompen los límites entre realidad y ficción, entre ironía y sarcasmo, entre realismo sucio y nouvelle román. La apuesta estético literaria de este grupo de autores no se ciñe a los movimientos considerados "vanguardistas", ni tampoco a los cánones estrictamente clásicos de la escritura. Dividida en dos partes diferenciadas, Seres reales, seres imaginarios presenta, por un lado, a personajes de ficción en situaciones reales (así, el vestido de Mónica Lewinski aporta su particular testimonio en el juicio del impeachment norteamericano, o una tortilla cuenta su experiencia en la barra de un bar) y a seres reales inmersos en situaciones ficticias (como al escritor Antoine de Saint Exupéry, que en realidad no murió en el famoso accidente de aviación, o al torero Frascuelo, atrapado en los límites de un ruedo... virtual. O a un cuentacuentos, que tiene el poder de cambiar la realidad de quien le escucha). Con una clara apuesta por la ironía y la acidez, Seres reales, seres imaginarios nos ofrece una metáfora de este final de milenio, más allá del Efecto 2000 y del mundo inmaterial, en el que la soledad, la desorientación y la locura son los males y las virtudes del ángel caído que somos, verdaderamente, los seres humanos. Muerto Dios, en pleno período del amor sin amor, y caído el Muro de Berlín, ¿qué le queda al hombre además de su imaginación?