Simple dice " ¡huy, huy, una palabrota! " cada vez que Kléber, su hermano, echa pestes; sabe contar muy deprisa: uno, dos, tres, cuatro, B, doce...; juega con sus " playmobiles " y con los " hombrepillos " que se esconden en los teléfonos, en los despertadores y en los semáforos. Tiene tres años y tiene veintidós años. Veintidós es su edad real: tres años, su edad mental. Kléber estudia el último curso de Bachillerato, es un chico lleno de energía, pero está muy cansado de ocuparse de Simple.