Cuando Miley y Oliver deben formar pareja en clase de teatro para interpretar una escena de Romeo y Julieta, ella teme que los dos puedan acabar con un suspenso como una casa. Después de todo, Oliver es más conocido por su comportamiento un tanto excéntrico, a veces incluso vergonzoso, que por sus cualidades como actor. Además, cuando se trata de Shakespeare, tampoco es que eso se le dé precisamente bien. Sin embargo, pronto Miley tiene mucho más de qué preocuparse que de Oliver. Cuando a Hannah Montana le piden que cante el himno nacional en un partido de Los Angeles Lakers, de pronto... ¡se le olvida la letra! Miley se queda destrozada. ¿Tendrá Hannah el apoyo de sus fans? ¿O estará condenada a fracasar cada vez que se ponga bajo los focos?