Los más variados paisajes hacen de la República Eslovaca un verdadero santuario para los amantes de la naturaleza. Desde las majestuosas cumbres de los Altos Tatras hasta los bosques de ribera del gran Danubio, la biodiversidad que descubre el viajero es extraordinaria. Pero por si eso fuera poco, el mismo territorio concentra un patrimonio cultural de igual categoría, destacando especialmente una vasta red de castillos de origen medieval. La hermosa capital de Bratislava, es sin duda la mejor puerta de entrada.