Somos conscientes de que los países actualmente se encuentran en un período de acomodación de sus costumbres, valores sociales, culturas, religiones, etc., a una convivencia plural. El pluralismo cultural defiende la variedad como un elemento enriquecedor para la sociedad de recepción. Estimula la dinámica social a partir de las interrelaciones y posibilita un desarrollo armónico para las personas que la aportan. Se produce el pluralismo cultural cuando en el marco de una misma nación y en estado de igualdad, conviven y se desarrollan relaciones personales de apoyo mutuo entre gente de diversas culturas, con modelos de significados, opiniones, conductas, color de piel y lenguas diferentes. Estos planteamientos -que están en la base de las corrientes multiculturalistas e interculturalistas- reconocen a las culturas minoritarias unos derechos iguales a los del grupo mayoritario.
Esto posibilita el enriquecimiento y completo desarrollo de todas las culturas, al reconocer la existencia de una sociedad plural y diferenciada, sin que esto provoque conflictos. En este marco, la educación multicultural constituye un aspecto más de la educación que apuesta por el desarrollo cultural participativo y democrático.
Los doce autores nos ofrecen un amplio trabajo sobre los inmigrantes entre nosotros, desde a qué llamamos inmigración, nosotros un país de emigrantes, hasta cómo se recrea nuevamente la cultura, pasando por el papel de la enseñanza en esta integración. Una amplia bibliografía acompaña sus escritos. Este libro es, sin duda, una esclarecedora reflexión.