En estos diarios, inéditos en nuestro país, Warhol ofrece su peculiar versión del fenómeno pop en el Nueva York de los 60, y lo hace desde la privilegiada posición que le confiere su peso específico en el panorama artístico y mundano de aquella época irrepetible. Efervescente, lúcido e inevitablemente cool, como siempre, Warhol repasa aquellos tiempos vertiginosos y nos aporta, de primera mano, un sucinto anecdotario de sus encuentros y desencuentros con toda esa impagable galería de amigos, colaboradores, protegidos, allegados y promocionados varios que conformaron su más directo entorno. Edie Sedgwick, Lou Reed, Paul Morrissey, Nico, Candy Darling y toda la troupe de la Factory están aquí. Y también, claro, las fiestas, los clubs, la interminable vida social, el arte, el sexo y las drogas de los cenáculos underground,
sin obviar el momento crítico que supuso el intento de asesinato que por poco acaba con su vida.
Más allá del glamour y la aparente frivolidad, también hay tragedia y mugre, queda el regusto amargo ante la larga lista de ángeles caídos que pueblan estas páginas.