Tras tomar el guante de un desafío, Salem comprobó que los cuentos que más le apetecía escribir tenían mucho que ver con el amor. Como dice el narrador en el relato que da título a este libro: "Yo también puedo escribir una jodida historia de amor. Sólo hay que rebuscar en mi propia vida y cambiar nombres y finales. Sobre todo finales."