Cada uno de los casos que siguen plantea un problema que el lector está invitado a resolver. Llegar a la solución requiere astucia, atención y sentido común, pero los problemas no contienen trampas, de modo que si se dice: «El laboratorio nos informa que la muerte de la señora Randall ocurrió hace unas seis horas», la solución no será que en el laboratorio se han equivocado y la pobre señora Randall acaba de morir. Sí pueden mentir, claro, los criminales, pero el lector siempre tendrá una leal oportunidad de descubrirlos. Aquí descubrirá qué tipo de detective es: si el más inclinado a correlacionar datos lógicamente, si el más hábil para pescar las mentiras de los estafadores... En cualquier caso, quien resuelva la mitad más uno de los problemas incluidos puede considerarse un avezado sabueso. Las soluciones se encuentran en las últimas páginas del libro.