Raymond Queneau comenzó su carrera literaria dentro del movimiento surrealista, a cuyo grupo perteneció durante cinco años y del que André Breton, el máximo maestro de ceremonias, lo expulsó finalmente a causa de desavenencias literarias pero también, posiblemente, personales. Este episodio parece haber determinado su animadversión hacia las vanguardias, y Odile, escrito algunos años después de sus comienzos literarios, parece ser uno de los testimonios más mordaces de este episodio.