Las autoras de Dímelo al oído desvelan en esta obra las fantasías no sólo de las mujeres, sino también de los hombres de la España actual. Los protagonistas de estas páginas se sienten cómodos, escudados en el anonimato, para contar lo que nunca reconocerían de otro modo. La excepción es Nacho Vidal, que narra sus fantasías a cara descubierta.