En este libro, que recoge su viaje a Persia en los albores de la II Guerra Mundial, Stark da cuenta de un valeroso recorrido por una región que conserva realidades medievales y conflictos anacrónicos. Así, en Luristán, los habitantes presumen de ser magníficos ladrones y, pese a ello, son extremadamente hospitalarios. Enfrascada en la búsqueda de un tesoro escondido, al parecer Stark estableció relaciones personales que habrían evitado que el mundo árabe apoyara la causa del Tercer Reich. Y fue la primera europea que se paseó por el valle de Alamut, en cuya fortaleza vivió en el siglo XIII la secta de los asesinos hashishiyyin (nombre que provenía de la palabra árabe hashish, lo cual podía deberse a que el Viejo de la Montaña, su sumo sacerdote, daba alucinógenos a sus reclutas para lograr su lealtad), viaje que da título a esta aventura.