Un extenso testimonio de cómo era el mundo cien años atrás, de Europa a África y de Estados Unidos a Nueva Zelanda. Una curiosa colección de pequeñas obras de arte llenas de colorido que por su ingenuidad fascinarán a todos los lectores. Interesante texto que recoge significativas citas sobre los lugares fotografiados procedentes de diversas guías de ilustres viajeros del siglo XIX. En el año 1900, en la Exposición Universal de París, el suizo Orell Füssli presentó sus fotocromos, una técnica a medio camino entre la fotografía y la litografía y con la que pretendió aportar un testimonio de un mundo decimonónico que estaba desapareciendo. Esta técnica se basaba en imprimir imágenes en color a partir de una fotografía en blanco y negro; se trataba, por lo tanto, un procedimiento de impresión litográfico a partir de fotografías. El procedimiento tuvo éxito y se expandió rápidamente. Las imágenes que se presentan en el libro son el fruto de este invento, y en ellas se encuentran desde escenas conmovedoras como las de una familia de lapones hasta pintorescos retratos de mujeres vestidas con el traje tradicional de Siria o de beduinos enfundados en sus babuchas y tocados con turbantes, pasando por fotografías más típicas de monumentos como la Torre de Pisa o el Coliseo de Roma. Las imágenes se acompañan de un interesante texto que bebe de las guías de viajes del siglo XIX, así como de los testimonios que en esa época dejaron destacadas personalidades como Théophile Gautier, Chateaubriand o Mark Twain.