Suelen ser los viajes quiméricos ocupación de nalgas sedentarias y de imaginaciones fecundas. Este viaje y retorno a Cotiledonia corrobora ese hecho literario. El autor, de naturaleza curiosa e inquieto de imaginación, decide viajar por la deliciosa y disparatada Cotiledonia, que no sabemos hasta qué punto es fruto de la poesía o del ?ironismo? del autor.