En sociedades democráticas se da por supuesto el carácter democrático de la educación, pero ésa es una obviedad que necesita ser revisada. Es cierto que los partidos políticos que aspiran a gobernar incluyen en sus programas un capítulo cada vez más importante referido a temas educativos, y que los gobiernos elegidos por la ciudadanía han de rendir cuentas a la sociedad sobre el tipo de educación que se considera socialmente deseable y sobre el funcionamiento de las instituciones educativas. No obstante, ese es sólo un aspecto de la educación democrática. Un aspecto fundamental porque es la base de los sistemas educativos y democráticos, pero insuficiente a todas luces si el sentido de la democracia no impregna cada uno de los escenarios y procesos que configuran la acción educativa. Desde esta perspectiva, las instituciones educativas que pretenden contribuir eficazmente a formar a la ciudadanía para el ejercicio de la democracia, han de dotarse de los instrumentos pedagógicos, canales de participación y sistemas organizativos necesarios para favorecer la práctica democrática y la adquisición de habilidades y valores letales tales como la capacidad deliberativa y las competencias para el diálogo. Este libro trata de reflexionar sobre la relación entre democracia, ciudadanía y educación, y de aportar algunos elementos para desarrollar una perspectiva actual de la educación democrática. De ahí que algunos capítulos ahonden en el análisis de dicha relación, y otros destaquen las aportaciones que han realizado autores como Freire y Haberlas a una determinada visión de la democracia radical.