La variedad en la calidad y los precios de los hoteles indica que el turismo se ha normalizado en el país. Aún así, muchos establecimientos se encuentran en pleno proceso de restauración, pues sirvieron de alojamiento (algunos aún sirven) para los refugiados de la guerra durante largos y tristes años, y su envejecimiento se precipitó por dicha causa. La entrada de cadenas internacionales y la nueva clasificación de estrellas acentúa la importancia del turismo, sobre todo en la costa. A pesar de que Zagreb es todavía una joven capital de Estado, se trata de una ciudad con tradición y grandeza centroeuropeas: fue nombrada sede episcopal católica en el año 1094, fue ciudad de reinos y repúblicas, confín de tierras ansiadas por los otomanos, tierra de románticos paneslavos, tribuna de credos ideológicos y urbe de poetas e inventores. La modernización de Zagreb ejemplifica los esfuerzos croatas por alcanzar el reconocimiento internacional ensombrecido durante las últimas décadas del siglo XX. Hoy, desprendida de los matices bélicos, es una de las metrópolis más sugerentes y asequibles de Occidente.