Lo que dicen los padres:
«Podrías haberte esforzado más en ese examen.»
«Cuando yo tenía tu edad...»
«Con el tiempo me lo agradecerás.»
Lo que interpreta el hijo/a adolescente:
«Nunca te esfuerzas y deberías sentirte culpable.»
«Hace un millón de años...»
«Eres demasiado inmaduro para comprenderlo y no tengo tiempo de explicártelo todo.»
¿Es posible que los padres y sus hijos e hijas adolescentes se comuniquen verdaderamente? Sí, dicen dos chicas de dieciséis años, que aquí nos «traducen» lo que entienden cuando los adultos les hablan. El resultado es un libro revelador, que ilumina el camino hacia un diálogo real y constructivo.