El filólogo y periodista Xavier Pericay se rebela contra la degradación de la enseñanza en que ha redundado la pedagogía moderna; contra ese mundo feliz en que el igualitarismo y la tolerancia han relegado al afán de superación y al principio de autoridad .
Valiéndose de su fina y templada ironía, el autor denuncia las políticas educativas que han convertido los institutos en parvularios y hace hincapié en el caso catalán, donde el nacionalismo imperante ha comulgado con el ideario progre para, en un insólito cambio de cromos, desterrar el castellano de las aulas.