El lector de estos relatos puede sorprenderse por quien los firma pero una vez dentro no le quedará duda de que son cuentos escritos con una enorme sensibilidad literaria. La misma sensibilidad de las letras y la música de Georges Moustaki, como no podía ser de otra manera.Los nombres de los personajes -Hassan, Ali, Nadia, Abraham o Yussef- son explícitos: estos relatos tratan de todo aquello que nos aflige y nos fascina.Este viajero infatigable, verdadero ciudadano del mundo, habría podido escoger cualquier decorado, pero es en Oriente Medio donde su pluma lo ha conducido de forma natural.Estos relatos son una reacción a lo inaceptable. Hassan, el trovador a caballo, no hace más que hablarnos de amor. Abraham, convertido en Ibrahim, mezcla las fichas del tablero. El muro, erigido para separar a dos comunidades, termina por unirlas. Y la absurdidad de las guerras fraticidas aparece ilustrada por medio de ese magnífico gobernador a quien la paz pone enfermo y que arrastra voluntariamente a su pueblo a una guerra civil."No hay ninguna receta para una canción. Parto de una primera frase", nos dice Moustaki. Estos relatos han sido escritos como sus canciones.