Se trata de un estudio exhaustivo sobre las inversiones de esta mítica familia financiera y sus relaciones con el poder político de 1812 hasta 1941. Desde la posición privilegiada que le da al autor haber buceado en los archivos de las sedes de París y Londres se puede apreciar el decisivo papel de esta casa en la modernización económica española, papel no exento de controversia, entre otros motivos, por la red de influencias que se tejió en torno al poder. Con el establecimiento de una agencia en Madrid, se concedieron numerosos préstamos al Estado y se negoció buena parte de la deuda pública en el extranjero. De estas operaciones surgieron los polémicos contratos de venta en exclusiva de la producción de las minas de Almadén, que le permitió ejercer un monopolio efectivo de la oferta mundial de mercurio durante más de noventa años. Además, los Rothschild se convertirían en los principales promotores ferroviarios en España y de su mano surgirán algunas de las mayores empresas del país, como la refinadora de petróleo Deutsch et Cie, o los grandes emporios minero-industriales Peñarroya y Ríotinto.