EL AMOR NO LO JUSTIFICA TODO.
En una cultura en la que se ha ponderado el amor sin límites, la
vida de pareja ha pasado a ser la principal forma de
autorrealización, sin importar el costo. Entregarse en cuerpo y
alma, olvidándose de uno mismo y de las necesidades propias, es
el resultado de una serie de creencias distorsionadas sobre el
amor que se perpetúa de generación en generación.
Pero hay otra opción: podemos amar sin destruirnos a nosotros
mismos, podemos reubicar el amor lejos de la idealización
perniciosa y absolutista, es decir, sin ansiedad y sin negociar los
principios vitales que nos determinan.
Para amar no debes renunciar a lo que eres, ésa es la
máxima.