Don Pelayo continúa siendo, aún hoy, un símbolo en la historia de España. Artífice del «reino encantado de las águilas y de los rebecos», de cántabros y astures, no se saben con certeza los avatares de la vida del primer rey asturiano, ya que las primeras fuentes que lo mencionan son del siglo X y su figura permanece envuelta por el mito y la leyenda.
Primer rey de Asturias y, por tanto, de España, es un personaje vinculado a un solo, aunque importantísimo, acontecimiento: la batalla de Covadonga, en el año 722, cuando sus huestes se enfrentaron a las tropas musulmanas, a las órdenes de Munuza, a las que venció con unos trescientos hombres.
Gracia Noriega aborda su vida en todos los aspectos que nos permiten conocer las crónicas de su tiempo y completa su ensayo histórico con la restitución que se origina a partir de que Pelayo es proclamado rey a la manera visigótica y pone la primera piedra de la monarquía asturiana. La gesta de Don Pelayo, apenas esbozada, se materializa con quienes después de él ciñeron su corona. En especial dos reyes, Alfonso II el Casto y Ramiro I, que completaron la obra por él iniciada: reconquistar, avanzar hacia el sur para recuperar el territorio perdido.