Crisol de pueblos a lo largo de su historia, la característica más interesante de Andalucía es su diversidad, una diversidad que se refiere al medio físico, pero también al carácter de sus habitantes, el cual, contra lo que se estima habitualmente, partiendo del tronco común de la hospitalidad, la extraversión, la sensorialidad y un suave estoicismo ante los avatares de la vida, se abre en ramas diferentes como un gran árbol de frondoso follaje dando tipos realmente distintos, no ya entre provincias sino incluso entre comarcas cercanas entre sí.
Por su situación geográfica, Andalucía está encuadrada de lleno en el clima mediterráneo, su vegetación y fauna deberían ser las características de los bosques y matorrales mediterráneos. Pero su heterogeneidad litológica, lo accidentado del relieve, lo variado del clima y la propia intervención milenaria del hombre, la han convertido en un mosaico del paisaje, con una rica diversidad ecológica.