Con inteligencia sólo comparable a la brillantez de su estilo, Félix de Azúa analiza nuestro universo globalizado y gregario, nuestra España zarzuelera y feudal, en una serie de textos breves que aparecieron originalmente como columnas en la última página del diario El País. Crítica rebosante de ironía, y lanzada desde un punto de vista singularísimo, Azúa dedica también unas páginas de elogio a ciertos hechos y actividades (la emancipación de la mujer, la obra de algunos escritores y artistas) cuyo «esplendor» hace brillar de forma memorable.