Un peligroso asesino en serie es liberado por una negligencia de la Administración. Un joven policía disputa los amores de una mujer a un poderoso y temido miembro de la nomenklatura argelina. Dicho personaje es atacado por el asesino en serie con el arma del policía. A priori todo parece tener su lógica en lo que aparentemente es un crimen pasional fallido. Pero no siempre lo que resulta evidente tiene que ver con la realidad. Para rescatar de las mazmorras del régimen a su joven oficial, el comisario Llob emprende una investigación del caso con la oposición de sus superiores. Sus pesquisas le llevarán a las cloacas de un régimen corrupto y en descomposición, a un enmarañado complot en el que hasta los muertos piden su parte. Llob se va a enfrentar a un caso insospechado y sorprendente que hunde sus raíces en los primeros momentos de la independencia del país y, lo que es peor, va a alterar la convivencia futura de una Argelia en la que está a punto de brotar la violencia del integrismo islámico.
Con un lenguaje preciso y fluido, y unos diálogos contundentes y sin concesiones, Yasmina Khadra teje un fresco de Argelia, un proyecto de país por el que luchó el comisario Llob, que fue admirado por la izquierda europea, por «Tito, Giap, Myriam Makeba y Che Guevara» y que al final no dejó de ser más que un espejismo decepcionante que le heló el corazón.
Yasmina Khadra ha sido elogiado por J. M. Coetzee, premio Nobel de Literatura, como uno de los escritores más atractivos del momento. La parte del muerto ha sido reconocida con los premios a la Mejor Novela Negra Francófona 2004 y el Beur FM 2005.