Cristina Lacasa confiesa la maravilla que puede ser el encuentro con el amor, en la más alta acepción de ese sentimiento, que ella denomina "vigía sideral", en su intemporalidad a todos los efectos, siempre único y sorprendente en la experiencia de cada uno, aunque se trate de un fenómeno repetido en muchos y a lo largo de la historia. También ella declara que "Sólo el amor es escalón del Cielo".
Hay un gran júbilo en estos versos y la proclamación de que así como en la física cuántica no es posible determinar a la vez y con exactitud el momentum y la posición de partículas, la costumbre y el determinismo no son absolutos ya que con toda probabilidad la rosa florecerá haciendo eterno el instante efímero.