¿Qué hacen tres críos cuando no hay colegio, en los largos días de la Semana Santa? ¿Y si además la casa entera es para ellos solos y pueden vivir y jugar sin la presencia de los adultos? Sin embargo, a Diego, Anita y Tomás les cuesta trabajo levantarse de la cama cada mañana pues ellos mismos han convertido el sótano en un mausoleo. Allí abajo se corrompen los restos de personas cuyas vidas y muertes no serán ajenas a las pesadillas de estas criaturas inocentes. Una inocencia de la que ni ellos mismos están seguros.