En el séptimo arte destaqué con películas inolvidables donde policías torpes perdían contra pícaros ingeniosos, huérfanos hambrientos terminaban riendo y los finales felices correspondían a los amores imposibles. La mayoría de películas que realicé se inspiraron en mi vida, y lo mejor que conseguí con ellas fue crear el personaje más entrañable y maravilloso del cine de todos los tiempos: Charlot.