Después de dos años encadenado a un remo en una galera roknari, Lupe de Cazaril, noble de sangre, regresa a su casa en Chalion como un hombre humilde y anónimo, cruelmente marcado por el látigo y las penurias. Sin tierras, con los honores adquiridos en batalla y los viejos rencores casi olvidados, ahora solo aspira a servir en el mismo castillo en el que una vez fue paje. Sin embargo, los dioses de Chalion parecen haberle reservado otro destino.