Mi vida fue muy intensa en todos los aspectos. Me convertí en reina de Egipto a los dieciocho años, y luché sin descanso por mi país. Os aseguro que no fui la mujer desleal y manipuladora que algunos se empeñaron en pintar. Y para defenderme de tantas mentiras, creo que ha llegado el momento de que yo misma os cuente mi historia.