He ahí a don Luis, un caballero entero y satisfecho que puede mirar con orgullo la vida que va dejando. Su esposa y sus hijos le esperan en casa, mientras él repasa los años de juventud cómodamente instalado en la butaca de su despacho. Esa calma otoñal solo se ve perturbada por el recuerdo de Eloísa, un amor lejano en el tiempo que ahora ya es pura nostalgia, un juego sensual con que entretener las últimas horas de la tarde, antes de la cena.
Las cosas cambian cuando el azar atiende las confusas plegarias de don Luis, y lo que era sueño se hace realidad: de repente el fantasma de Eloísa se convierte en una mujer de carne y hueso, una señora estupenda que la vida ha ido marcando con unos kilos de más y un envidiable sentido del humor...
Relato conmovedor y perfecto en su brevedad, Olor a rosas invisibles demuestra una vez más que pocas páginas bastan para hablar bien de la vida cuando quien escribe tiene la fuerza y el talento de Laura Restrepo.
La opinión del editor:
Qué difícil es hablar de amor y sexo cuando nuestros personajes ya peinan canas, y además hacerlo sin caer en la cursilería... Laura Restrepo lo ha conseguido, y su Olor a rosas invisibles es una hermosa lección de sabiduría.