El principio de esta obra coincide con la llegada de Ferran Adrià a El Bulli, en agosto de 1983. Allí estaba Juli Soler, y a ambos se sumaría Albert Adrià en 1985. Son veinte años de cocina, que se han querido traducir en un trabajo que refleje la evolución de este periodo. Esta obra es el fruto de una reflexión rigurosa y objetiva, pero siempre realizada desde la sensibilidad y la pasión, elementos esenciales en la cocina de El Bulli. Estos rasgos, que han acompañado a este restaurante a lo largo de veinte años, se manifiestan en este libro que es, ante todo, una aventura creativa.