Comprendí que lo que debía mostrar en mi novela no eran los estragos que producen en el amor los celos, sino los que produce el propio amor en el rumbo de la vida. «Durante años había contemplado, en mis relaciones sentimentales o en las de quienes me rodeaban, cómo los celos transformaban a las personas en monstruos. Durante años, por tanto, fui engordando la idea de escribir una novela en la que se mostraran esas pasiones, casi siempre bajas y absurdas, que aparecen cuando uno de los dos amantes duda del amor del otro. Los amores confiados es el resultado. En ella el narrador cuenta una historia de crímenes que sirve de espejo de la que él mismo vivió. Dos historias paralelas, enfrentadas, iguales.» Luisgé Martín