«Cuando llegué a mi país de asilo, comencé a leer diferentes relatos sobre la guerra que había sacudido a Ruanda en 1994. Terminé por concluir que Ruanda ha conocido dos guerras: la que ha ultrajado y enlutado a varios millones de hombres y la que muchos extranjeros complacientes cuentan en sus escritos. Lo que yo leía no tenía nada que ver a menudo con lo que yo
había vivido.»