«Todos mis antepasados están muertos: ésta es la única cualidad común a todos ellos que recuerdo con suficiente fuerza y claridad, la única que sobrevivirá al paso del tiempo cuando se desvanezca lo que de ellos queda y desaparezca también yo, y entonces será como si nadie de nuestra ascendencia hubiera vivido. Ahora, los veo a todos, a todos ellos ante mí, los más viejos bajo tierra, debajo de cruces de forja herrumbrosa y negruzca de tantos veranos e inviernos; los otros, en la pared del cementerio, detrás de lápidas de mármol o piedra que las lluvias de otoño se han encargado de llenar de manchas de líquenes y musgo.»
El árbol sin tronco es la segunda entrega de la trilogía De estiércol y de mármoles.