Este matrimonio parece tenerlo todo: comparte siete años de felicidad conyugal, dos hijos pequeños, una saneada situación económica y un grupo de buenos amigos. Pero en los últimos tiempos ella se ha vuelto avara en sus gestos de afecto, y él la nota cada vez más distante. Un día la realidad se impone con toda su crudeza: ella confiesa estar enamorada de otra persona, sin que por ello haya dejado de sentir amor por su marido.