Tras el estereotipo masculino que propone y exige nuestra cultura, tras la apariencia de la resistencia física y emocional, tras la capacidad de producir y proveer, de rendir económica y sexualmente y de tener respuestas y soluciones, los varones esconden silencios, temores, desconciertos, síntomas. Muchos hombres empiezan a cuestionar un modelo que los enferma, los abruma, los deteriora y los aleja de su plenitud como personas.