En el siglo V d. C., época convulsa en la que las creencias paganas cedían ante el empuje del cristianismo, el egipcio Nono, natural de Panópolis (actual Achmin), escribió una erudita obra en verso, las Dionisíacas, que supuso un efímero reflorecimiento de la épica griega de motivos míticos. El poema, al que Nono dio intencionadamente una extensión que era la suma de las de la Ilíada y la Odisea, narra la vida del dios Dioniso, desde su nacimiento hasta su apoteosis. Supone, por tanto, una fuente de primer orden para el conocimiento de los mitos relacionados con este dios. Considerado el último gran poeta pagano, Nono es un escritor barroco y preciosista. Aunque se aprecia en él la influencia de otros escritores (Hesíodo, Calímaco, etc.), su principal precedente es Homero, hecho que resulta evidente en los cantos recogidos en este volumen (XXV al XXXVI), donde se cuentan las batallas y hazañas del dios en la India y cuyo paralelismo con la Ilíada resulta abrumador. Nono ha ejercido una larga influencia posterior, desde el poeta barroco Giambattista Marino, hasta novelistas actuales como Margarete Riemschneider.