Un día, cualquier día, un crimen, cualquier crimen, ocupa los titulares de los medios de información para irritar, conmover, apasionar a la ciudadanía. Pocos días después, el crimen pasa a engrosar el gran cementerio del olvido. Sin embargo, la historia de ese crimen sigue adelante a través de los vericuetos amargos, oscuros y dolorosos de un sumario, un juicio, unas declaraciones, una sentencia que reabre viejas heridas de la memoria. De eso habla José Martí Gómez al diseccionar una serie de casos vividos personalmente en sus años como cronista judicial.