La India poseía una gran cultura y una extraordinaria civilización espiritual, pero sólo tenía dudosas y remotas tradiciones unitarias. Era una nebulosa de pequeños estados, castas, tribus, comunidades religiosas. La muerte de Gandhi privó al país del hombre que había animado la batalla política por la independencia. Huérfano de su jefe carismático y engendrado en la sangre de la partición (Pakistán), el nuevo estado tuvo que afrontar problemas que las dimensiones del subcontinente hacían colosales: pobreza, ignorancia, fanatismo religioso, aspiraciones separatistas de algunas etnias y la amenazadora potencia china en las fronteras septentrionales.
Este libro analiza y explica cómo se llegaron a ellos y como han afrontado esos problemas hasta la actualidad.