Un hombre de letras y doctor en filología, el húngaro János Bátky, de 32 años, se encuentra en Londres en el verano de 1933 estudiando las teorías de los teósofos ingleses del siglo XVII, el ocultismo, la alquimia, la historia de los rosacruces y la vida y obra de Robert Fludd. Su vida fría y ordenada de estudioso se ve sacudida cuando conoce a Owen Pendragon, conde de Gwynedd, un aristócrata quijotesco que lo invita a visitar la biblioteca del castillo de sus ancestros en Llanvygan. Allí, desde la primera noche, comienzan a suceder una serie de peripecias concretadas bajo la forma de amenazas fantasmagóricas. Además, el conde es víctima de una conspiración y realiza visitas clandestinas a una fortaleza en ruinas que esconde la tumba de un antepasado rosacruz y un maravilloso secreto. El robo en Londres de un viejo manuscrito precipita los hechos hacia un final que incluye un ritual mágico de iniciación y una sorprendente resolución del caso. La leyenda de los Pendragon traza un juego inteligente en el que, sobre un decorado de relato gótico e historia detectivesca, se entrecruzan unos episodios propios de las películas del Hitchcock inglés de los años treinta salpicados de agudezas dignas de Oscar Wilde.