La crítica baudeleriana no consiste en la reducción de los autores analizados a la personalidad de Baudelaire, sino, muy al contrario, en el reconocimiento por parte de Baudelaire del valor, de la fuerza del individuo del que está hablando. Baudelaire no es otra cosa que un lector, como todos nosotros. Su crítica no proviene del autor que se compara con otro sino del lector y de su reacción tras la lectura de su instinto de lo Bello, con sus contradicciones y sus revelaciones