Con un humor magistral, desde la más fina ironía hasta el sarcasmo más descarado, Almeida desenmascara la hipocresía reinante en la vida pública y privada de la sociedad caboverdiana que, vista a través de su singular lupa, se convierte en el paradigma de cualquier sociedad. Con la sensación de que podríamos cambiar los nombres y descubrir a los protagonistas de estas tres historias en caras conocidas, el autor nos muestra la capacidad de la literatura para echar abajo barreras geográficas y temporales.