La poesía de Cintio Vitier revela una descomunal avidez en diálogo angustioso con la realidad; una avidez ontológica que desborda los límites formales y se expande en busca del ser de las cosas. Como él dijo en una conferencia dictada a sus veintidós años: "La poesía es una perenne batalla contra la tentación e infinitud de los rumores, lucha ceñida y rumorosa que nos pide la devoción por ella misma, no por sus cándidos trofeos. Pero es también un método, el principal en mí, de contacto desnudo con el ser de las cosas y de la existencia humana, de angustiada religazón al origen milagroso del idioma y el espíritu, en cuyas relaciones actúan como príncipes sombríos la historia y el agitado peso de la conciencia".