En Una cabeza llena de pájaros y otros cuentos existe una línea constante, aunque de puntos, donde Bravo Mendiola intenta mostrarnos la lucha del hombre por existir. No es nuevo que obsesiones, miedos y topografía de sitios y relaciones -prisiones en las que cada hombre vive y convive- nos van conduciendo a metas que, por lo general, ni nos hemos propuesto ni deseado. Tal vez éste sea el aparente barrunto pesimista que trasunta la obra. Sin embargo, quedarse en esto únicamente, sería no ir más allá de las apariencias. Los protagonistas de estas historias tratan denodadamente de que, ese mundo donde el autor los ha ubicado, sea diferente. Y aquí se descubre otra faceta a veces desapercibida; si los protagonistas caen en el abismo es porque cada uno de ellos, a su manera, cree hasta el anonadamiento en lo que él mismo es.
La tragedia se ha definido como el vano enfrentamiento entre el hombre y la divinidad. En estos cuentos Bravo Mendiola logra la redefinición como todo lo trágico nace de la inútil lucha entre lo que somos y lo que deseamos ser; del conflicto entre nuestra imaginación y nuestra piel. Ésta es la base de Una cabeza llena de pájaros, Domingos, Los dos ojos, El pasillo, la balanza y las diez mil muertes de U Chi y La rueda de Indra.
La peregrina herejía de la ciudad de Biblos o Crónicas del submundo son Universos imposibles. Aunque bien mirado, cada hombre es en sí y para sí un Universo imposible.
