Hostil a las concepciones radicalmente naturalistas del conocimiento y de la mente alumbradas en el último cuarto del siglo pasado, esta obra intenta mostrar que las mismas son incompatibles con el proyecto ilustrado que confió a la epistemología la tarea emancipatoria de purgar los prejuicios. Proyecto que, no obstante, puede mantenerse, con un más alto nivel de autoconciencia crítica, tras asumirse la ruina de los modelos fundamentalistas del conocimiento o de las concepciones sustancialistas y nomológicas de lo mental.