Presente y más vivo que cualquier otro arquetipo, Nadie es la metáfora de la falta de identidad, del exilio de nosotros mismos. El Hombre Invisible y Nadie escriben este libro, y lo hacen siempre en la dicotomía, en la bipolaridad, con la mayor humildad franciscana y con la más indomable soberbia luciferina.